martes, 28 de julio de 2009

Buscando

El Señor Cabeza de Rosa lleva una larga temporada viéndola buscar algo, no sabe muy bien el qué, ni tan siquiera ella lo sabe. El problema de no saber muy bien qué buscas, es que puedes encontrar cualquier cosa.

Hace unos días la vió buscar lejos, pero su búsqueda era segura: 50 minutos, dos trasbordos y un euro después encontró la sonrisa en forma de palmeras de chocolate y orgasmos que hace tiempo no quiso.

Se sorprendió montándose de nuevo en el coche cuyo asento trasero conocía tan bien, se sorprendió yendo de compras con él, se soprendió aconsejándole sobre la camisa de cuadros, se sorprendió metiéndose con su bocaza otra vez, se sorprendió cenando con él...
Lo que no la sorprendió en absoluto fue encontrarse al final de la noche en el asiento de atrás.

Y es que buscaba sus manos que tan bien conocían su cuerpo, buscaba su mirada deseándola, buscaba sus dientes cerca de su ombligo.
Lo que ella desconcía es que realmente estaba buscando la estabilidad de sus mordiscos.
Y obviamente, al Señor Cabeza de Rosa, eso no le sorprendió en absoluto.



- ¿De verdad me tengo que creer que no conocías estos baños?
- Acabas de cumplir una de mis fantasías. - le aseguró él.

Y el Señor Cabeza de Rosa estaba seguro de que en ese momento ella miró hacia otro lado, para que él no viera la sonrisa que acababa de dibujar en su cara.

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