domingo, 27 de diciembre de 2009

Al habla, digno y roto el Capitán.

- Hola. Nada, que sigo aquí. Pensando en tí, ya ves. No, no sé porqué. Ya me gustaría saberlo. Bueno, no sé qué decirte. Que descolgaras no era una opción así que, no he preparado nada. Perdona si te molesto. Perdona por los gritos. Perdona por los quebraderos de cabeza. Aunque sé que tú no has tenido muchos, no eres de esos. ¿Sabes? cada vez que veo pasar ese bus por Ciu miro por si estás dentro. Y ya ves, daría lo mismo porque yo jamás me he subido ni lo haré. Ah, y me he comprado una camara. Bueno, a medias con mi hermana, no es nada del otro mundo, pero mira, ya tengo para llevarme a conciertos y que se vea algo. No, no es una lomo, no soy tan guay. Y sigo pensando en ti. Eso ya lo he dicho, pero es que es eso.. no sé qué decirte, y no quiero decirte alguna tontería. Ya bastante he hecho con llamarte. La típica tontería que se hace cuando estas borracha, solo que... no lo estoy. Por eso borré tu número, para no hacer ni decir tonterias como que te echo de menos, que me calaste de alguna manera, que mi amiga le mintió a tu amigo cuando le dijo que yo dormía perfectamente por las noches. No es así. Le mintió. Como yo cuando dije nunca más. Se supone que iba en serio pero me encuentro con que mentí también ahí. Y si no mira, aquí estoy llamándote. Otra vez. Pero esta es la última. De verdad. La última. Ya te he dicho bastante. Ah si! Otra cosa: voy a volver a verlos, no en Salamanca, sino en Murcia. Y ya no espero que salga el sol para hablarte, es invierno y los días son cortos y frios. Jodidamente frios. Ya no son soleado. Y ese día me compré un libro, es lo positivo que saco. Era muy bueno, pero la verdad.. preferiría no haberlo comprado. O haberlo hecho en otro momento. La ladrona de libros se llama. Y sigo teniendo tu libro. Lo llevé en el bolso durante algunas semanas, por si te veía. De hecho, ese día lo llevaba y te lo iba a dar cuándo nos fuéramos. Mierda. Ya te he dicho lo que es. ¿Ves? Otra tonteria, otra cagada. Pero bueno, ya supongo que da igual. Ya sabía que no tenía que haber llamado. No sé por qué lo he hecho, solo estaba pensando en ti. Otra vez. Pero bueno, en cuanto cuelgue voy a dejar de hacerlo. No voy a volver a guardar tu número en la agenda, y tú no devolverás la llamada, asique ya esta. Una vez más. Y quiero volver a verte, y que me pongas caras, y que me devuelvas la cena de 30€ en el mexicano, y que te metas con mis pecas y que encuentres botellas. Y que encuentres la bola esa negra, el 8 del billar, esa a la que le haces preguntas y te responde. Algo me decía que la ibas a encontrar. Joder. Cállame. Cuelga.



- Hola... ¿Me has llamado?
- Eh... sí, bueno, solo quería decirte Hola y nada.. Feliz Navidad.
- ¡Hola! ¡Feliz Navidad!
- Un beso. Ciao.


JODER

ya ves, no lo he podido aceptar, que aún te eche de menos y que este menos vaya aún a más.

Diciembre es el mes con más domingos del año 7.

7º Domingo en un mes.
No es normal.

Y llega la tarde.
Tarde de domingo en Madrid.

Muriendo de frío.

sábado, 26 de diciembre de 2009

viernes, 25 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 6.

Domingo sin ser domingo.
Otro.
El 6º del mes.

Duerme
Duerme
Duerme
Duerme
Duerme



¡Qué cojones!
¡Dame una de sábado!

jueves, 24 de diciembre de 2009

Lo que yo quiero

No lo puedo evitar.
Ni tan siquiera lo intento ya.

Hace tiempo que desistí a cantar cierto verso de Joaquín el Gran Sabina como renuncié a parte del Padre Nuestro.
Vale, puede que a esa oración haya renunciado casi por completo, pero desde siempre tuve que omitir una frase que no. Que no era mía. Por mucho que me esforzara había parte que no podía cumplir. Y lo intenté. Siempre lo intento, por lo menos eso que no quede.Pero nada, tuve que renunciar a ella y disimular escondiéndome entre la gente; entre los "fieles" a nadie, los "fieles" a sí mismos; tuve que mover los labios como hacían todos y esperar que esa frase terminara para poder continuar con lo que sí comulgaba.

Y desde hace algún tiempo me ocurre lo mismo Contigo.
Porque "Sí quiero domingos por la tarde".


- No entiendo nada...¿No se supone que odiaba los domingos?
- Exacto Cachalote, - intenta explicar Cabeza de Rosa- Los detesta, por eso los quiere.

martes, 22 de diciembre de 2009

Que no falte

Dios, necesito música en directo o sexo.
Me da igual, o lo uno o lo otro.
Pero que sea bueno.
Tanto uno como otro.

Esa sensación, esa vibración que empieza en los pies y asciende por todo el cuerpo, sentir el corazón latiendo al ritmo, más despacio, más rápido... Al ritmo, más fuerte, más débil... Al ritmo.
El cosquilleo en la boca del estómago, el escalofrío en la nuca al retirarte el pelo, la gota de sudor bajando por tu cuello, esa que recoge otra piel fundiéndose con la tuya.
Esas ganas de gritar, ya sea rodeada por cientos de personas o acompañada de una sola. Ese grito que se ahoga en la almohada o en el hombro de otra persona. Ese grito que no sale de la garganta quemada por los demás.
Ese cigarro, esa cerveza.

Esa sensación.




- Caray, si que te ha dado fuerte ¿no?, no hace tanto tiempo de la última vez. -Echa cuentas Cabeza de Rosa - Ni de lo uno, ni de lo otro como dices tú.
- Tú no puedes entenderlo, no bajas de esa pared, siempre suspendido en el aire, no sientes, no ves nada.
- Veo todo a través de tus ojos. Ví como descubriste una nueva canción que apenas el cantante conocía, ví como descubriste que ese tema era tan bueno para follar como todos los del disco, vi como sotenías un cigarro con la izquierda, una heineken con la derecha y vi como mascabas siguiendo el ritmo tu chicle. De los azules, claro. Vi como disfrutabas de ese momento con un desconocido a tu lado. Vi como grababas esa sensación en ti y vi como quisiste hacerla eterna.
- No quiero pereder esa Sensación. - Reconoce ella.
- Por cierto... también vi los arañazos en tu cintura.

lunes, 21 de diciembre de 2009

(no) Estoy Harta

Estoy harta, de las montañas que no son rusas, que crecen de la nada, que aumentan su tamaño con el tiempo en lugar de desaparecer con él, de que vengan a mi cada mañana, cada tarde y sobretodo, cada noche. De que vengan ellas sin que las llame y de que él no aparezca, o de que lo haga solo en mi cabeza y al doblar cada esquina.
Harta de haberle asociado a demasiadas cosas y lugares en tan poco tiempo y ahora no poder disfrutarlas por miedo a encontrar. Por encontrarle, porque aunque no esté, está. Aparece de la nada, como las montañas, y tengo que echar a correr, porque si Mahoma no quiere, yo tampoco. Y miento. Y me muero de ganas. Y me muero de miedo.
Harta de eso, de echar a correr, de andar con mil ojos por si está, por si no está.
Cansada de no tener que esperar nada, por que no, no hay nada que esperar.
O sí.
Estoy harta de esperar que desaparezca del todo, porque no puedo hartarme de esperar que aparezca definitivamente. Por que no Cachalote, porque eso no lo va a hacer.
No va a aparecer. No puedo hartarme de esperar eso. No puedo.


Puedo cansarme de leerle e intentar leerme en sus palabras y ver que no estoy, de comprender que al menos uno de los dos tiene los huevos bien puestos , de ser la única que sigue escribiéndo.le. y pensándo.le., de tener agujetas que me pinchan todo el cuerpo.

Y sin embargo de ésto último no me canso Cachalote.


- Y eso te alegra y cabrea a partes iguales. - Burbujea Cachalote en su agua llena de mierda.
- Me aterra.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 5.

Y este...

No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe, No existe.




- Vaya... sí que odia los domingos ¿no? - Se sorprende Cachalote.
- Sí, los detesta, pero éste más que ninguno. - Intenta explicar Cabeza de Rosa - Aun que bueno.. este día lo habría odiado siendo lunes, martes, miércoles o cualquier otro... Pero ha coincidido con domingo.
- ¿ Y qué pasa?
- Nada, solo que hoy no habría salido de la cama de no ser porque tenía que trabajar. Olvídate, no puedes entenderlo. Solo guarda silencio, mira como "duerme" y gasta el día.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 4.

Lo peor de todo es que éste, lo he provocado yo.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Es pequeño y naranja y se llama Cachalote

Y ahí está.
Cabeza de Rosa la vio llegar cargada y resoplando, dejó el bolso y se fue corriendo a la cocina con las bolsas.
A cabo de 5 minutos reapareció con una pecera que se hacía enorme para lo que había en su interior.
Un solo pez.
Sin plantitas, ni piedras, ni el típico buzo de plástico... Nada, un solo pez.




- ¿Qué tienes ahí? - pregunta con el pétalo fruncido Cabeza de Rosa.
- Es pequeño y naranja y se llama Cachalote. - responde colocándolo en el hueco que ayer hizo.
- ¿ Se va a quedar?
- Lo que dure. Tranquilo, no te sustituirá, solo te complementará. - Intenta tranquilizarle.
- Y... ¿ahí? ¿justo ahí? ¿ Al lado de los Dados, la Foto y el Tubérculo?
- Sí, y no sabe nada. - sonríe orgullosa sin mirar siquiera a Cabeza de Rosa - Así que calla esa boca, quizá algún día le hable de sus compañeros de estante.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Haciendo sitio

Anoche de repente, Cabeza de Rosa la vió levantarse de la cama a eso de las 3 y algo de la madruagada. Había terminado su libro y llevaba horas dándo vueltas enredándose en las sábanas. Esas entre las que, se supone, no hay problemas.
Habría un guisante, vete a saber.
No un guisante no. Jamás se consideró princesa.

El caso es que empezó a despejar parte de la segunda esantería, iluminada solo por la luz del movil viejo, ese que por algún motivo extraño funciona bien y alumbra más que el nuevo. Cabeza de Rosa miraba medio dormido cómo metía 6 pintauñas negros, uno rojo y los botes de pintura con los que hace las zapatillas en las cajitas del H&M. "Normal que adore esa tienda". No espera, saca el Rojo y lo deja delante de los dados. Bien a la vista.
Pasó la lata de Converse, donde guarda mil mierdas que son tan importantes para ella como estúpidas para cualquiera, de la tercera balda a la segunda; donde había quedado el hueco de los pintauñas y botes y pinceles y papeles de calcar. Después bajó también la colección de gafas, esas que no costaban más de 10€. "Algún día tendré que gastar algo más de dinero en esto, me voy a dejar los ojos" Bueno, Cabeza de Rosa sabe que ella se gasta el dinero en cosas realmente importantes: calzado, libros, conciertos, café y chicles azules.

Paró.
Se quedó de pie, frente a la 3º balda, mirando los Dados, la Foto, el Tubérculo y el Hueco.
Había Terminado.



- Son casi las 4 de la mañana. - Intenta dormir Cabeza de Rosa- ¿Qué mierdas estás haciendo? ¿por qué miras ese hueco?
- Será pequeño, naranja y se llamará Cachalote. -Sonrie embobada al especio "vacio".


"Lo has visto, no hay nada de lo que tanto odiabas,
lo he cambiado todo de lugar."

domingo, 13 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 3.

Y ya ha pasado.
El tercero.
No ha estado mal, estaba asegurado.
Como siempre, no del modo en que quería, pero asegurado al fin y al cabo.
Lo justo como para no dejarme tiempo a pensar.

No calla, si he pensando. En los mordiscos, en los viernes, los miércoles, los 30 años, el agua, en la cerveza, en los beatles, en el tabaco, en lo que no es tabaco, en la cocina, en zapatillas, en el Ritmo de la Noche, en The Hives, en Mi Pequeña Radio, en Halloween, en The Doors, en Somebody Told me, en el teléfono, en sus preguntas, en Joy Division...

Oh mierda.
Es domingo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Por consiguiente, también tiene Lunes 1.

A decir verdad... este domingo estaba asegurado.
Como muchos de los que están por llegar esta diciembre.
Asegurada la tarde, la mañana... Todo el domingo.

Y no de la forma que quiero.
Pero asegurados al fin y al cabo.

martes, 8 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 2.

Segundo domingo de Diciembre.

Cabeza de Rosa la vio ilusionarse anoche.
Sin embargo, esta mañana ella misma sabía que no.
Que iba a ser un domingo más.

Como el del año pasado.
Pero sin tarta.


Ah no espera.
El año pasado tampoco hubo tarta.


- Pensaba que iba a ser peor. - Se deja caer ella sobre la cama.
- No ha estado mal del todo. - Se sorprende Cabeza de Rosa.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Diciembre es el mes con más domingos del año 1.

Por que es así.
Ya ha llegado el primero.
El primero de muchos putos domingos de diciembre.


- Aquí estamos... - susurra al verla despertar de sus segunda siesta Cabeza de Rosa.
- Sí, otra vez.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Restos de Stock

Tienes que medir si vale la pena, si volverás a confiar en mi. Tienes que avanzar entre la niebla, hasta que se habra el día por fin. Toda la verdad toda la cera, los grifos que dejas a medio cerrar, quédate atrás, déjalo fuera, hasta que se abra el día por fin, hasta que se abra el día. Me preguntaba si todo seguía en pie. Quique Gonzalez.


Y es que vamos dejando grifos abiertos, que sin darnos cuenta nos inundan; cabos sin atar que terminan por liarse o, peor aún, por atarnos a nosotros, a veces solo se enreda un poco, pero en otras ocasiones se enroscan al rededor de tus manos, de tus pies, de tu garganta.
Y no sabes que hacer, por eso, porque te encuentras con el agua hasta el cuello, atado por tus propias cuerdas. Incapaz de cortarlas, pues tienes bloqueadas hasta las manos, el pulso.
Y ya no hay pulso firme.
Ni pasos.

Sólo restos de stock.


- Un cd malísimo, un libro con dedicatoria que ya he leído, un depósito lleno, un mapa, un tatuaje, medio jabón, un tubérculo, unas zapatillas.
- Y es entonces cuando empiezan las ofertas - Comenta Cabeza de Rosa.