jueves, 4 de junio de 2009

Zona Rasrillai

El Señor Cabeza de Rosa lleva 125 minutos escuchándola hablar de amor y sexo. Bueno, para ser extactos, el Señor Cabeza lleva 124 minutos escuchándola hablar sobre sexo y 1 minuto sobre amor.
A ella le gusta hablar de todo. De todo menos de lo que desconoce, "eso es de idiotas", alega. Y realmente no son pocos los temas que se le escapan, pero el amor no es uno de ellos. Simplemente... no habla de amor. No con él al menos.
Es, como diría una loca, "Acotado de caza", "Campo acotado", "Vedado de caza", ... "Zona Rastrillai".

Y el Señor Cabeza de Rosa, desde su posición elevada y seca, cada noche la mira, y esta noche la considera frívola por igualar al sexo con una partida de póker. Sin embargo, no puede evitar imaginársela semidesnuda y con la respiración acelerada sobra una mesa de la cafetería de la facultad como si supiera que esa partida la iba a ganar, ya fuera con una pareja o con una escalera de color. Y es que de eso se trata, es lo que ella intenta explicarle una y otra vez: es igual las cartas que tengas, sólo... juégalas. Mete un farol, o vé con la verdad por delante. Pero juega, apuesta. Gana o pierde, es igual. Diviértete.
Es lo bueno del sexo, lo único que le diferencia del póker es el número de perdedores.

El señor Cabeza de Rosa lo sabe: esta noche se pintará los labios y saldrá a apostar.
Con su mejor cara de póker.


1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho este texto y también como escribes...
    Te sigo desde ya!!

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