lunes, 11 de enero de 2010

Agujetas

No soporto ver como la gente se desaprovecha; como deja pasar oportunidades, como las pierden y se pierden con ellas. Cada día me cuesta más ejercer de buena amiga y escuchar las paranoias que la gente se monta en la cabeza por nada, dar la palmadita y decir "no, tranquila, eso no es así" ¡Pues claro que no es así! ¡no por ahora! Pero conseguirás que lo sea si sigues así.
Joder, ¿Cómo puede la mente obcecarse en algo y cambiar la realidad? No puedo ver como la gente tergiversa lo que tiene al rededor, cambia las palabras en bocas ajenas y propias, como las adaptan para entender o escuchar lo que no quieren oír.
Estoy cansada de vender consejos que no puedo aplicar, estoy cansada de escuchar problemas ajenos que ni si quiera son problemas. No entiendo como la gente puede protestar por lo que protesta, pero bueno, supongo que nuestros problemas son los más grandes del mundo porque son nuestros, precisamente. Pues no, los mios no son grandes ni mucho menos. Y aunque sean ya pequeños me voy a dedicar a reducirlos hasta no verlos.

Las cosas son mucho mucho mucho más sencillas de lo que queremos ver:
¿Que te apetece verla? Pues la ves.
¿Qué no te apetece verle? No le digas "ven!"
¿Que no soportas verle con otras? Díselo!
¿Que quieres saber si hay otros? Pregúntaselo!
¿Que no te interesa lo más mínimo? No le cojas el teléfono!
¿Que la echas de menos de vez en cuando? Llámala y échala de más!


Joder, las cosas claras y el chocolate espeso y la nieve fría, como mi cama, y las montañas rusas altas, y después Agujetas.

Porque al final, solo queda eso: Agujetas.

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