sábado, 12 de septiembre de 2009

El centro

Pensaba que iba a ser más dificil. Por supuesto, en ningún momento dice que haya sido fácil, pero tampoco le resultó imposible.
Al principio pensó que era algo temporal y se dedicó a recuperar su vida, a ir recogiendo los pedacitos que habían quedado repartidos, y a buscar los que nunca tuvo, a descubrir esos de los que le habían hablado tanto.
Y sí, había muchos pedazos que juntar, pero era dificil encajarlos, la gente habla mucho, pero nadie explicaba nada. Y así pasaron los días, las semanas, el verano, el invierno, año nuevo... Pensó que había conseguido juntar mucho: tenía todo lo que quería, pero no lo que necesitaba, estaba llena de pedazos que no sabía muy bien como ordenar, ya lo sabía Cabeza de Rosa: asimilación, acomodación y Equilibrio.
Pues bien, había asimilado, había acomodado pero... siempre había sido jodidamente desordenada y eso del equilibrio no lo llevaba muy bien.
Decidió volver, descubrió que le faltaban partes y decidió volver: empezó a buscar las piezas que hacían esquina, las que hacían los bordes entre todas las demás, pero todo era un caos... Necesitaba una referencia y quiso volver.

Pero estaba claro: quería creer que estaba volviendo.

...Volvió entonces al chino, volvió al 127, volvió a marcarle, volvió al s60, volvió al cine, volvió a las fajitas...


Y de tanto volver a pasar por los mismos sitios, reconoció sus pasos, pero no reconoció las esquinas ni los bordes que conformaban su vida: reconoció el centro.






- Creo que lo tengo -afirmó una noche temblando-.
- ¿ Y bien? ¿Habéis vuelto? - preguntó el Señor Cabeza de Rosa.
- No. He vuelto.



Y el Señor Cabeza de Rosa, por primera vez en mucho tiempo, se sitió orgulloso de ella: puede que no hubiera hecho las cosas de la mejor manera posible, puede que haya jodido a conciencia, pero hoy sale a comprar ella su disco de Pereza.

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