jueves, 24 de diciembre de 2009

Lo que yo quiero

No lo puedo evitar.
Ni tan siquiera lo intento ya.

Hace tiempo que desistí a cantar cierto verso de Joaquín el Gran Sabina como renuncié a parte del Padre Nuestro.
Vale, puede que a esa oración haya renunciado casi por completo, pero desde siempre tuve que omitir una frase que no. Que no era mía. Por mucho que me esforzara había parte que no podía cumplir. Y lo intenté. Siempre lo intento, por lo menos eso que no quede.Pero nada, tuve que renunciar a ella y disimular escondiéndome entre la gente; entre los "fieles" a nadie, los "fieles" a sí mismos; tuve que mover los labios como hacían todos y esperar que esa frase terminara para poder continuar con lo que sí comulgaba.

Y desde hace algún tiempo me ocurre lo mismo Contigo.
Porque "Sí quiero domingos por la tarde".


- No entiendo nada...¿No se supone que odiaba los domingos?
- Exacto Cachalote, - intenta explicar Cabeza de Rosa- Los detesta, por eso los quiere.

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