miércoles, 16 de diciembre de 2009

Haciendo sitio

Anoche de repente, Cabeza de Rosa la vió levantarse de la cama a eso de las 3 y algo de la madruagada. Había terminado su libro y llevaba horas dándo vueltas enredándose en las sábanas. Esas entre las que, se supone, no hay problemas.
Habría un guisante, vete a saber.
No un guisante no. Jamás se consideró princesa.

El caso es que empezó a despejar parte de la segunda esantería, iluminada solo por la luz del movil viejo, ese que por algún motivo extraño funciona bien y alumbra más que el nuevo. Cabeza de Rosa miraba medio dormido cómo metía 6 pintauñas negros, uno rojo y los botes de pintura con los que hace las zapatillas en las cajitas del H&M. "Normal que adore esa tienda". No espera, saca el Rojo y lo deja delante de los dados. Bien a la vista.
Pasó la lata de Converse, donde guarda mil mierdas que son tan importantes para ella como estúpidas para cualquiera, de la tercera balda a la segunda; donde había quedado el hueco de los pintauñas y botes y pinceles y papeles de calcar. Después bajó también la colección de gafas, esas que no costaban más de 10€. "Algún día tendré que gastar algo más de dinero en esto, me voy a dejar los ojos" Bueno, Cabeza de Rosa sabe que ella se gasta el dinero en cosas realmente importantes: calzado, libros, conciertos, café y chicles azules.

Paró.
Se quedó de pie, frente a la 3º balda, mirando los Dados, la Foto, el Tubérculo y el Hueco.
Había Terminado.



- Son casi las 4 de la mañana. - Intenta dormir Cabeza de Rosa- ¿Qué mierdas estás haciendo? ¿por qué miras ese hueco?
- Será pequeño, naranja y se llamará Cachalote. -Sonrie embobada al especio "vacio".


"Lo has visto, no hay nada de lo que tanto odiabas,
lo he cambiado todo de lugar."

No hay comentarios:

Publicar un comentario